Aplicación: El Señor protege, provee, dirige, guía y cuida a su pueblo. Dios nos cuida tiernamente como un pastor poderoso y paciente.
Referencias bíblicas: Salmo 23:1-3, Isaías 53:6 (Juan 10:14-18; Hebreos 13:20; Apocalipsis 7:17).
Edificio:
Tomás de Diego Monge, hijo de albañil, se dedicó desde niño a ayudar a su padre, así fue aprendiendo el oficio y poco a poco fue especializándose y convirtiéndose en un maestro de la construcción, siendo su gran pasión la piedra y el yeso.
Esta casa, terminada en 1973, nace del deseo de un joven que ya se dedica en solitario al oficio, como fruto de un gran esfuerzo y dedicación. En un momento de escasez, es necesario el ingenio para compensar la carencia de materiales y así sustituirlos por otros alternativos y sacar el máximo partido de los limitados recursos económicos.
Los cimientos se fundan sobre un antiguo pajar de la familia. Tomás de Diego comenzó con mucha ilusión su construcción, en un principio como una apuesta en solitario, para después contar con la ayuda y el apoyo de quien más tarde también disfrutaría de ella durante toda su vida, su mujer, C. Angelita Pérez del Barrio.
Durante los casi tres años que duró su construcción hubo no pocas dificultades, unas propias de la envergadura de la obra y otras más propias del ser humano, no contando siempre con el apoyo y aprobación de los más cercanos. La sencillez de la casa, su solidez y su fortaleza son el reflejo de los principios y la esencia de aquellos que la vieron nacer y que a día de hoy aun la habitan. El juego de hacer la puerta en una esquina tiene que ver con la intención de ampliar el punto de visión de la plaza, de tener los ojos abiertos al mundo y de facilitar la acogida de aquellos que llegan. De nuevo dos aspectos que reflejan la forma de entender la vida se su autor.
Tras esta casa, Tomás de Diego ha construido varias más en Medinaceli, así como en varios pueblos de la provincia, y numerosas reformas de fachadas, donde en todas ellas se puede distinguir claramente su huella.
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